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Tal vez a Puma se le ocurriera una buena idea, pero mejor dejar las cosas como están. Al principio recuerdo que se hacía rarísimo y hasta un punto ridículo ver ese carrusel de logos, tipografías y colores, alguno de ellos le sentaba a las franjas rojas y blancas de la camiseta como un patada en el estómago. Tras ello y a pesar de que se advirtió que se podría detener el partido, la situación continuó hasta que pasaron a las manos.