Los lugareños consideran a estas criaturas como una molestia, ya que tienen la costumbre de anidar en el calor de los techos de las casas y les encanta pelear ruidosamente alrededor de las 2 am sobre su habitación. Ese día, en la ciudad de Trieste, al noreste del país (pegada a la frontera con Eslovenia), los de Luis Suárez (que por aquel entonces era el seleccionador nacional) jugaron un amistoso preparatorio contra el equipo local, la Triestina.