Tras la desvinculación del Celta, el baloncesto femenino vigués se mantuvo en la elite nacional, hasta que a principios del nuevo siglo, recuperada la denominación céltica, volvió a conquistar los campeonatos de liga y copa. Cabe destacar que en las primeras épocas los dorsales servían para identificar la posición de los jugadores en el terreno de juego, en la habitual táctica de cinco atacantes, siendo en este caso el siete el correspondiente al flanco derecho del ataque, circunstancia que con el paso de los años quedó desvirtuada.